30.7.08

Confieso: he criado un monstruo

Tarde soleada. Madre manejando, hija sentada en el asiento del acompañante.
Hija (mirando el afiche de vía pública de la obra teatral "Closer"): ¡Qué truchos que son!
Madre (con tono superado): Sí, "Closer", como la película con Jude Law.
H: Y Julia Roberts...
M: ¿Y por qué truchos?
H: ¡Ay, ma! Se podrían haber gastado un poquito y traducir, ¿no?
M: Y... la verdad que sí. Igual, no me imagino a la Kloosterboer como otra cosa que como una heladera flaca así que no importa el nombre que le pongan, esa obra debe ser un bodrio.
H: Piedra africana.
M: ¿Piedra africana?
H: Sí, el otro día papá compró unas esculturas relindas de una piedra de Kenia.
M: ¿Y?
H: Fría y dura. Kloosterboer, igual piedra africana.
M: Ahhh... (risas).
H: Igual, la otra es peor.
M: ¿Araceli?
H: Sééé... (con voz de idiota) "Tener las cosas claras es no olvidarme de la chica de barrio que fui". A esa mina a la noche le deben poner una pajita en la oreja.
M: ¿...?
H: Ma... le ponen una pajita en la oreja y le chupan el cerebro.
M: Uhhh, al pobre tipo que le sorbe los sesos le deben pagar extra por el trabajo insalubre.
H: Fijate cómo quedó Suar... daño cerebral irreversible.

24.7.08

Al desnudo: Yo quiero ser Sienna Miller

Innegable: la chica es harto joven, harto bonita, harto exitosa. Nacida en New York en 1981 (más que harto, obscenamente joven), junto con su primer trabajo cinematográfico relevante –Alfie, 2004– le llegó también el amor, de la mano del coprotagonista del film, el irresistible Jude Law (cuya única law parecería ser la conquista). Luego vinieron otras películas: Layer cake, Crimen organizado, Casanova, Factory girl (en la que interpreta a una actriz porno y donde no se ahorró una sesión de sexo oral con el protagonista para "darle más realismo a la escena"). Y las aún no estrenadas en nuestro medio: Edge of love, Camille, The mysteries of Pittsburgh, Hippie, hippie shake, y G.I. Joe.
La relación con Law terminó cuando, como era de esperarse, la pobre Sienna encontró al incorregible "out-law" en flagrante delito con la niñera de los dos hijos del primer matrimonio del actor. Pero la chica no se quedó quieta.
Luego de una sucesión escándalo-lágrimas-portazo y "que se entere todo el mundo así saben bien quién sos", emprendió una intensa carrera de conquistas para ahogar el inenarrable despecho que a cualquier mujer –aunque se llame Sienna Miller– le causa el saberse portadora de mayúscula cornamenta. Entonces pasó p'al cuarto a toda una bombonería: Orlando Bloom –al igual que Jude Law, un infaltable en cualquier lista que se precie–, el eterno baby face Leonardo Di Caprio, el casi prócer Sean Penn, el músico de rock Jamie Burke y Josh Hartnett. Morigerada su pena, inició un noviazgo con Rhys Ifans, un hippie desaliñado en la poco memorable Notting Hills y un hippie desaliñado y con panza de cerveza en la vida real, a quien, según las primeras versiones, abandonó por haberse resistido a ponerse en forma para el casamiento y, según lo que confirmaron las recientes fotos que la devolvieron a las portadas de los tabloides, porque la pasaba bomba en Positano con Balthazar Getty, un frecuente visitante del reparto de varias series televisivas, actor con más apellido que otra cosa (bueh, no puedo asegurarlo, habría que preguntarle a Sienna) pero con una inocultable esposa y cuatro no menos inocultables hijos.
Ahora bien, yo no quiero ser Sienna Miller porque tiene ese cuerpo que, apenas adornado por una gorra de capitán de barco, acaba de dar la vuelta al mundo mostrando inequívocamente que la chica hace topless pero no nudismo. Tampoco despierta mi resentimiento el hecho de que haya puesto en su lugar a una enfant terrible –que no entiende que hace rato pasó los 30 y que bien podría capitular frente a la realidad– como Kate (a.k.a. brain dead) Moss. No me moviliza su candente diario de conquista con páginas dignas de la más vulgar, feroz y destructiva de las envidias. Ni siquiera es el hecho de que, con su actitud de comehombres, haya despertado una cacería de brujas que la tiene como premio mayor y que desnudó a por lo menos tres representantes de la especie ofídica hollywoodense: Courtney Cox (desdibujada desde sus días de Friends y los dos millones de dólares por capítulo, prueba de que el dinero no hace la felicidad), Rossana Arquette (de estrellato alicaído pero noble cuñada de la anterior) y Demi Moore (que, claro, dice que su estado físico tiene que ver con que sólo come comida cruda pero no menciona que se come a Ashton Kutcher). No. Lo que hace que yo desee con toda mi alma ser ella, lo que la transforma en una verdadera diosa a la que querría, por lo menos, parecerme es que haya dicho, muy suelta de cuerpo: "Yo no busco los escándalos, simplemente los atraigo. Cuando algo acontece, accidentalmente siempre estoy yo en el medio".

23.7.08

Yo sé que ahora vendrán caras extrañas

16.7.08

Tribulaciones de la voz interior

Quien más, quien menos, todos tenemos una voz interior que a veces nos susurra tiernamente sugiriéndonos algún curso de acción no contemplado con anterioridad y otras profiere gritos destemplados de cerdo en proceso de faena. Por supuesto, la suavidad tiene que ver con nuestra disposición a la escucha y la protesta histérica y ruidosa, en cambio, con la constatación del dicho popular "no hay peor sordo que el que no quiere oír".
Esta convivencia dialógica es más o menos controlable, un poco por la costumbre y otro poco por la resignación, y la mayoría de las veces funciona como un recordatorio no solicitado de recomendados, permitidos y prohibidos que sólo en raras ocasiones coinciden con nuestros deseos e impulsos.
Este sistema de censura previa y subrepticia es vulgarmente conocido como "la voz de la conciencia" o "la conciencia" a secas.
El problema que me aqueja es que, a falta de una voz, yo tengo una multitud cuyos miembros se expresan libre e indiscriminadamente sin prestar la más mínima atención a la confusa cháchara que generan. Es decir que, más que conciencia, lo que yo tengo es una conciencia canónica (en su acepción de canon musical y no de canon eclesiástico, ¡faltaba más!) que, no conforme con su funcionamiento interior, hace frecuentes apariciones en mi vida de relación.
Por ejemplo, cuando escribo, toman la forma de esos incómodos paréntesis aclaratorios (ver líneas arriba) porque, además, esta laureada coral (no por los premios sino porque, en definitiva, habita dentro de Laura) goza de una envidiable instrucción que supera a la de su dueña (no, no, no... un momento, ¿quién dice dueña? ¿dueña de qué?) y no se conforma con la categoría secundaria de nota al pie (¿con numerito incluido?). Ni hablar cuando pienso y vociferan opiniones encontradas que empañan mi (escasa e infrecuente) (¿ven?, son ellas acotando) claridad.
Sin embargo, cuando la cosa se pone fea de verdad es cuando mis niñas cantoras no tienen mejor ocurrencia que manifestarse enérgicamente mientras yo hablo con alguien y las insidiosas refutan con grititos agudos a las conciliadoras, sin importarles que yo, en medio de semejante batahola interna, trato de seguir el hilo de la conversación y mi expresión se hace merecedora de un "me gustas cuando callas porque estás como ausente" (ya tenías que ponerte intelectual y citar a Neruda).
Lo cierto es que lo que a los demás les parece una inusual capacidad para ponerme en los zapatos de otro sólo es (lamentable realidad) el efecto de la esquizofrénica multitud que me habita. Que la expresión de ausencia no es índice de reflexiva languidez sino el denodado esfuerzo por sostener una línea de pensamiento (línea y pensamiento en la misma frase... humm, lo tuyo es cuando menos presuntuoso). Que el silencio no implica compromiso con mi eventual interlocutor sino la imposibilidad de sustraerme a la mordacidad (inteligencia, querida, eso en mi barrio se llama inteligencia) de mis pobladoras interiores.
Y, claro, lo que sugiere una elogiable actitud "hacia afuera" es, malgré moi, la sumisión "hacia adentro".
"Las chicas" (como ellas mismas han dado en llamarse) son, por lejos, más vivaces, osadas y punzantes que su anfitriona (o sea yo). Pugnan para que sus declaraciones vean la luz y suenen en mi voz. Persisten en su vocación combativa. Y me intimidan a tal punto que, en ocasiones, tengo ganas de abandonar mi habitual actitud zen para gritarles de manera desaforada, cual presidenta depuesta viviendo en el acogedor exilio español: ¡No me atosiguéis!

9.7.08

El roñosito

El roñosito es un tipo confundido. Sus modelos son el "Corcho" Rodríguez, Ricardo Arjona, Pablo Echarri y Osvaldo Laport (en sus protagónicos como Catriel o Amador Heredia, por supuesto).
Pero cree que para ser un winner como el "Corcho" no se tiene que bañar. Para tener la piel satinada de Laport tiene que jugar un partido de fútbol antes de cada cita. Para llevar al éxtasis a miles de mujeres como Arjona –que, insisto, no me gusta– tiene que usar una camisa arrugada y desabotonada hasta la mitad del pecho y el pantalón de jean deshilachado. Y para arrancar femeninos suspiros orgásmicos con su barba de tres días al estilo Pablo Echarri, basta con huir de la afeitadora durante tres días.
Es que el roñosito no distingue una camisa blanca arrugada de una camisa sudada que alguna vez fue blanca; un pantalón estratégicamente sobado de uno que ya camina solo; la piel perlada y sedosa, del liso y llano sudor tendiendo a "chivo"; un mocasín de una canoa; el efecto "barba de tres días" del horror desparejo y pelusiento de una verdadera barba de tres días.
Piensa, en cambio, que su aversión al jabón, la esponja y el saludable baño diario le dan un irresistible look décontracté (perdón por la ensalada lingüística, pero este tipo se merece el esfuerzo de producción).
Además, o padece una irreversible atrofia del sentido del olfato o está convencido de que una buena rociada con Axe le provee inmunidad o, en el mejor de los casos, malgasta un buen perfume que nunca alcanza para tapar efluvios desagradables.
Con la orgullosa testa engrasada se pasea muy orondo desparramando sus encantos por doquier sin entender que el cabello limpio y mojado tiene movimiento y es muy diferente a la peluca tiesa y seborreica que protege sus ideas (más que protegerlas, las impermeabiliza).
Cuando tiene la malhadada idea de usar ropa de colores oscuros, sus hombros y solapas denuncian la presencia del pityrosporum ovale al que una temporadita de Head&Shoulders no le vendría nada mal.
Sin entrar en intimidades –es posible imaginar lo de adentro viendo lo de afuera–, es el típico ejemplar al cual, antes de cualquier avance, se lo invita a una ducha, compartida por supuesto, cosa de asegurarse de que la buena refregada que necesita tenga lugar bajo el agua.
En su variante más extrema, al roñosito ya ni siquiera le preocupan los íconos que encarnan el deseo femenino y entonces estamos frente al hippie quien, además de cumplir al pie de la letra con todos los no-rituales mencionados, olvida que las uñas, tanto de las manos como de los pies, merecen periódica atención, entonces anda por la vida con garras de homínido que convencerían a cualquier arqueólogo de que se encuentra frente al eslabón perdido.
Lo cierto es que, de una manera o de otra, este hombre tiene fecha de vencimiento en la vida de cualquier mujer porque, a la hora de la verdad, a nadie le gusta andar lidiando con la mugre ajena. Y si bien es innegable que billetera mata a galán, también lo es que, más allá de lo galán que sea o de la billetera que tenga, no hay deseo que resista a un roñosito.

7.7.08

Vergüenza debería darnos

A veces, cuando los sucesos se apelotonan y generan un clima cambiante, es necesario detenerse y hacer un resumen que permita tener una perspectiva más ajustada de la situación, en algunas ocasiones hacer una evaluación de los daños y, en otras, operar como el "pase en limpio" de un sorprendente borrador. En mi caprichosa enumeración hay para todos porque la realidad no es amiga de la dicotomía "buenos" y "malos", y las cosas no siempre son "blancas" o "negras".

Este es mi resumen:

  • La titular del Poder Ejecutivo toma una medida, digamos, "original".
  • Cuatro tipos que en condiciones normales no compartirían ni un café parecen hermanos separados al nacer y, reunidos por el rostro hereje de la necesidad, convocan a la movilización a sus representados iniciando lo que, desde el oficialismo, se dio en llamar el "lock-out patronal".
  • Una gran parte de la población es oligarca (no sé cómo se conjuga "muchos" con "oligarcas", pero así es) y a todos les sobran ollas así que de a ratos salen a golpearlas a las calles en apoyo a los "patrones".
  • Un puñado de proletarios que ganan fortunas copan la Plaza de Mayo junto con ministros y ex funcionarios y dan un espectáculo difícil de entender en el cual expulsan a las hordas oligarcas de tan significativo lugar.
  • Los cuatro hermanos separados al nacer se asocian con un ex presidente y un multimedio para conspirar contra la democracia (líder social dixit).
  • Otro ex presidente, adalid de los derechos humanos y enemigo acérrimo de las fuerzas armadas (hoy no le puede pedir a las fuerzas de seguridad ni que le cuiden la bici del jardinero de Olivos), pide la "rendición incondicional" del sector que lideran los cuatro hermanos Cartwright (¿se acuerdan de Bonanza?).
  • Un líder social (?) fundamentalista invita a los defensores de la democracia a armarse para defenderla de los sediciosos (sic).
  • El vicepresidente se despega de la situación y, en flagrante rebelión, incita al Senado a sesionar (¿es que el Honorable Senado de la Nación debe ser invitado a hacer el trabajo para el que fue designado?) ganándose de inmediato un pasaje al infierno o, lo que es peor, al ostracismo político.
  • Los medios de comunicación hacen todo lo posible para que los ciudadanos muramos intoxicados de versiones y dichos.
  • La mitad de la población termina enfrentada con la otra mitad con consignas tan anacrónicas como "Patria sí, colonia no".
  • Se tira la leche (algunos dicen que para la foto).
  • Cuando el mundo entero pide a gritos alimentos (y los paga), por h o por b, nosotros decidimos pelearnos y meternos los granos en el... silo-bolsa.
  • Un "gringo'e las chacras" se transforma en el Gandhi autóctono.
  • Algunos peronistas miran el cielo y calculan adónde va a empezar a calentar el sol desde mañana.
  • Los sindicalistas son peronistas (ergo, les vale la afirmación anterior).
  • El consorte de la Primera Mandataria, cual titiritero experimentado, maneja hilos con increíble habilidad para empantanarse cada vez más y, como no tiene 4x4 porque eso es de chacareros oligarcas, arrastra consigo todo lo que se le cruza, inclusive a aquellos que le tienden el cable para una salida digna.
  • El tensiómetro alcanza niveles peligrosos cuando, en fecha patria, la multitud oligárquica concurre en masa al acto marginal convocado por los chicos de Bonanza.
  • La población entera se transforma en "sojóloga".
  • No hay combustibles, no hay alimentos, no hay medicinas.
  • El Gobierno condiciona la continuidad del diálogo al levantamiento de las medidas de fuerza o paro agrario o lock-out patronal o como quieran llamarle.
  • Los "autoconvocados" no responden a los Cartwright y permanecen en las rutas.
  • En un gesto destinado a aflojar las tensiones, la Primera Dam..., perdón, Primera Mandataria, envía la resolución retencionista al Congreso de la Nación (y ahora, vayan a cantarle a Gardel).
  • Todos empiezan a cantarle a Gardel desde las carpas y carpitas, con visitas y reuniones a los legisladores, cosa de sumar voluntades para uno u otro sector.
  • El "gringo'e las chacras" alcanza categoría de chamán y practica la bilocación predicada por los maestros pitagóricos: es visto en las rutas y en las inmediaciones del Congreso.
  • Tras diez días de intenso trabajo –¿o será que simplemente hicieron lo que debían hacer?– de las comisiones parlamentarias tiene lugar un debate maratónico en el cual, por peras o por manzanas, el oficialismo logra la aprobación de la resolución retencionista con cambios de último momento (en el texto a considerar y en las voluntades de los legisladores), definiciones poco claras (ídem anterior) y un notable grado de imprevisibilidad (sí, también, ídem anterior).
  • El Congreso ¡funciona!
  • El resultado de la votación es coronado por una lluvia de papelitos, cual victoria futbolera y, como lo impone el deporte nacional, "no importa por cuánto ganamos, lo importante es que ganamos" de un lado y "ganadores morales" del otro.
  • Nadie sabe cuánto costarán las horas extra de los diputados de la Nación.
  • Una dirigente apocalíptica –ex candidata a la Presidencia– da una nueva versión bíblica del futuro (confirmado: tendremos que esperar a morir para obtener la salvación).
  • Ahora, además de oligarcas y patrones, hay traidores.
  • Los Cartwright planean una nueva reunión de la mesa de enlace (¿le habrán puesto así en honor a eso de los "matrimonios por conveniencia"?) y renuevan sus esfuerzos para "operar" a los Senadores. Por supuesto, si de "operar" se trata, el oficialismo también despliega sus habilidades quirúrgicas.
  • El martes 8 de julio, en vísperas de una nueva fecha patria, comenzará el tratamiento de la resolución en la Cámara Alta.

Vergüenza debería darnos.


5.7.08

El mejor ataque, una buena defensa

Cuando una mujer ve que en el horizonte comienza a dibujarse el perfil de una jauría tiene que actuar con precisión estratégica.
Su primera acción debe ser evaluar las ecuaciones que surgen de ponderar los posibles escenarios que se configurarán en las distintas etapas de aproximación de los desaforados caninos en relación con las posibles respuestas al avance.
A saber:

Etapa inicial
1. Galgos lejanos vs. respuesta presunta "no way".
2. Galgos lejanos vs. respuesta presunta "one shot... maybe".
3. Galgos lejanos vs. respuesta presunta "absolutely yes".

Para el caso 1 se impone un rociado masivo con flit con el objeto de cortar el avance y despejar el campo de acción con la mayor celeridad.
Para el caso 2 es aconsejable permitir el pase a la siguiente etapa sin perder de vista las señales –aun las mínimas– que puedan ayudar a visualizar, con algún grado de certeza, la respuesta final.
Para el caso 3, lo aconsejado es una correcta ponderación de urgencias manifiestas y su relación con la posibilidad de una retirada inesperada de la jauría por enfriamiento. En este punto tienen vital importancia la intuición y el sentido de la oportunidad que permitirán apresurar o dilatar procesos en función de evitar efectos no deseados.

Etapa intermedia
1. Galgos a media distancia vs. respuesta presunta "no way".
2. Galgos a media distancia vs. respuesta presunta "one shot... maybe".
3. Galgos a media distancia vs. respuesta presunta "absolutely yes".

Para el caso 1 de esta etapa es importante diferenciar el momento de definición de la respuesta. Si ésta hubiese estado definida en la etapa anterior, lo único que se puede decir es: "Nena, ¿por qué no hiciste el rebaje a tiempo?". Si, en cambio, el "no" es un descubrimiento reciente, remitirse a la recomendación para el punto 1 de la primera etapa.
Para el caso 2, con los perros acercándose a velocidad de crucero, se impone una evaluación de la ecuación riesgo/beneficio de sostener la indecisión hasta el punto de no retorno.
Para el caso 3, por el contrario, lo que se impone es la evaluación de la ecuación riesgo/beneficio, en esa oportunidad orientada a la ponderación del efecto de enfriamiento no deseado.

Etapa final
1. Galgos peligrosamente cerca vs. respuesta presunta "no way".
2. Galgos peligrosamente cerca vs. respuesta presunta "one shot... maybe".
3. Galgos peligrosamente cerca vs. respuesta presunta "absolutely yes".

Para el caso 1, frente a un "no way", a esta altura del campeonato lo único que cabe es el consabido: "¿Nadie te explicó que, llegado este punto, o clavás los frenos y dejás media cubierta en la ruta o mordés la banquina y volcás como la mejor?".
El caso 2 requiere rapidez de reflejos no ya para eludir el bulto (sic) sino para enfrentarlo con hidalguía y tener clarísimo cuál va a ser la puerta de salida, vía de escape necesaria una vez concretado el disparo único de marras.
En el caso 3, aplauso, medalla y beso para la continencia tántrica y, finalizada la premiación, trofeo en mano, "relax&enjoy".

Algunos postulados a tener en cuenta
Ley del arrugue a la hora de los bifes: El nivel de histeria es directamente proporcional al permiso de avance –o la no intervención para detenerlo– con conocimiento previo de respuesta negativa.
Ley de la torta apelmazada: El nivel de ansiedad, con conocimiento previo de respuesta afirmativa, es directamente proporcional a la compulsión a saltear etapas (con riesgo inminente de que, cual bizcochuelo en el horno, la preparación se estropee por arrebato).
Teoría de la lástima: El nivel de compasión es inversamente proporcional a la velocidad de acceso al freezer.
Teoría del ataque sorpresa: La velocidad de los galgos es directamente proporcional a la energía requerida para disuadirlos.
Axioma del "no way": Toda mujer sabe a la perfección, desde el instante mismo en que pisa el galgódromo, si su respuesta será "no lo toco ni con un chorro de soda" (lo demás, es verso).
Postulado de Perogrullo: Los perros se cansan.

3.7.08

Padre y madre de regreso

Padre y madre, después de unos cuantos años de vivir en la otra orilla, deciden, un buen día y sin anestesia, volver a los pagos natales. Con impulso y energía que yo hubiese envidiado a mis veinte –ni que hablar ahora–, empacan, liquidan, embarcan y, muy de cuerpito gentil, aterrizan.
Pero claro, impulso y energía implican también cierta imprevisión, cierta inconciencia porque, ¿dónde aterrizar?
Con valijas y petates que eligieron, literalmente, no embarcar, irrumpen entonces en medio de la mudanza de mi hermana, mi cuñado y los melli abonando con su desorden un terreno justificadamente desordenado. Cual caravana de Kusturica –alegres, coloridos, ruidosos y, por qué no, bizarros– se asientan en la morada provisoria de hija-del-medio (que hasta hoy está preguntándose por qué diablos se quejaba cuando era la abandonada "del medio") y empiezan a buscar su propia residencia.
Por supuesto, las cosas no salen como esperaban. Sin mencionar las alternativas locales y coyunturales, que imponen al mercado de las propiedades un ritmo imprevisible, padre cae en cama con dolor de espalda y se ve impedido de recorrer probables destinos de la mano de agentes inmobiliarios variopintos.
En el interín, hija-del-medio y familia concretan el traslado al domicilio definitivo. Y ahí van todos, nuevamente, con la vida en el canasto.
Estando hija-mayor (yo) tapada de obligaciones y ausente con aviso pero sin olvido ni perdón, e hijo-menor embarcado en sus propias tribulaciones, hija-del-medio se hace cargo del rol protagónico de la tragicomedia en varios actos.
El lunes pasado, al borde de padecer una crisis neurasténica terminal, hija-del-medio, que parece estar cursando un master en mudanzas, me llamó vía móvil porque aún no tenía teléfono en su recién estrenado hogar:
–Padre me preocupa. Tendría que ir al médico, dijo con su habitual tono moderado.
–Y... la verdad es que ya son muchos días con dolor de espalda, respondí imitando su registro de mesura.
–Sí, pero hasta ahora no quería. Anoche, por lo menos, aceptó. Así que mañana va a visitar al doctor XX.
–Me alegro. Igual, tendríamos que asegurarnos de que le transmitan la realidad.
–Bueno, la realidad es que dice que siente que le están clavando un puñal, no se levanta ni para comer y yo creo que tanta cama le hace peor, no hace más que quejarse y lamentarse de haber decidido volver acá. ¡Una verdadera fiesta! Falta el papel picado y los chizitos.
–Sí, pero ya lo conocemos y cuando llegue al consultorio va a tratar de impresionar con su maravilloso estado, maravillosa salud, maravillosa manera de llevar los años. Y su no-colesterol y su energía y su espíritu inclaudicable. Siempre es el más sano del hospital.
–¡Ay, Dios! ¡Tenés razón! ¡Claro, él va y dice lo impecable que es su estado y el tipo termina preguntándose ¿para qué habrá venido este buen señor? El más sano del hospital y el más enfermo de la casa... porque acá no se priva de nada.
–Será cuestión de instruir a madre con una listita de lo que tiene relevancia para el médico además del dolor de espalda: la mudanza reciente, la arritmia, los trastornos digestivos, la depre, toda la medicación que toma por indicación del doctor y por indicación de madre, que siempre tiene a mano algo para lo que sea. No cuentan nada de eso y el tipo capaz que le receta algo que le hace bien para la espalda y mal para todo lo demás y después... ¡ay, mirá, mejor no sigo pensando porque me enerva! Y anotale también que le pregunten qué cama tienen que tener. Y amenazala con cualquier desgracia que sucederá si no sigue las instrucciones al pie de la letra (y paré porque ya me estaba transformando en una delegada de la Santa Inquisición).
–¿No será mucho? (mi hermana siempre tan cuidadosa) Madre dijo que quiere una cama dura, con elástico de madera y colchón también duro.
–¿Una cama de tortura?
–Ella dijo eso.
–Ella, antes de decir y decidir y dar por hecho, tendría que preguntarle a los que saben. A mí, que tampoco sé nada, me suena más una cama de resortes, sommier y colchón duros pero nada de tablas. ¿Sigue tomando la codeína?
–Sí, sigue, y madre también, aunque les dijeron que acá no se receta y que tiene efecto adictivo.
–Habría que sacársela, ¿no?
–No, ya se les está por acabar y no van a tener donde comprar porque acá no hay.
–¿Les dará síndrome de abstinencia?
–¡Ay, no sé, mirá... parecen Dr. House con el Vicodin!


(Este aquelarre se comunica con Movistar)