23.8.09

Diario Perfil – Edición Impresa – Domingo

Un fragmento de Callejeros en primera persona puede leerse hoy acá.

20.8.09

Contribuyendo a la confusión general

Periodista: ¿Vos tenés hijos?
Yo: Sí, dos.
Periodista: ¿Y le entregarías tus hijos a Callejeros para que ellos los cuidaran?
Yo: Mis hijos son grandes, se cuidan solos. De todos modos, conocieron a varios de los músicos y les parecieron personas muy agradables, cálidas y ubicadas.

Hoy, a pocas horas de conocido el fallo del Tribunal Oral Nº24, en una entrevista radial, mantuve este diálogo.
Mientras respondía no pude evitar pensar que Callejeros es una banda de rock y no un jardín de infantes. Me callé para no contribuir a la confusión general.

15.8.09

Tres notables

• El padrón de ricos de Cristina Fernández de Kirchner (cada vez que quiere ser irónica y canchera se le filtra un inocultable resentimiento que la deja muy lejos de cualquier gracia).
• El padrón de inoperantes de Chiche Duhalde (en estado de gracia permanente, aunque se ríe poco y no parece saber qué es la ironía).
• El infaltable Armagedón de Elisa Carrió (el apocalipsis nuestro de cada día sudando la gota gorda, as usual).

13.8.09

PR (lack of)

Hace un par de meses y en función de una estrategia de posicionamiento diseñada para uno de mis clientes, llegué a la conclusión de que necesitaría el acompañamiento de una agencia de las comúnmente llamadas "de prensa" pero que se llaman a sí mismas PR (pronúnciese pi-ar).
Vale aclarar que los vínculos con los medios no sólo no son mi especialidad sino que, además, si tuviese que hacerlo, las características de mi personalidad me conducirían a un seguro papelón.
Por eso, decidí contactar a un "conocido" PR –en adelante lo llamaré PR a secas dado que sería grosero poner su nombre– que circula –¿debería decir "pulula"?– bastante por los ámbitos 2.0 (no intenten saber de quién se trata porque hay varios y podría ser cualquiera de ellos... o ninguno).
Con amabilidad y dinamismo, el joven cool respondió a mi llamado como corresponde a alguien muy ocupado con, digamos, una semana de delay.
Le conté algunos pormenores del caso y, de inmediato, PR empezó a darme consejos –jamás solicitados– acerca de cómo manejar la situación, tips básicos con sonrisa plastificada.
Algo tensa, lo detuve –me costó porque venía embalado– y le expliqué que lo que quería era que él hiciera el trabajo y que se le pagaría por eso.
Dio dos o tres vueltas y me dijo que no, pero que, "en realidad, ahora que lo pienso, me gustaría tener su CV porque acá en la agencia siempre estamos buscando gente que haga lo que hace tu cliente"...
Ah, le contesté, resulta que lo que yo quiero es comprarte servicios para mi cliente, no venderte los de él.
Volvió a reírse (aún por teléfono era una risa plástica): ¿Viste? Estás haciendo relaciones públicas. Dale, mandámelo y llamame la semana que viene así tenemos una reunión.
Un rato después, le envié el curriculum solicitado y al minuto tuve un e-mail con la confirmación de que lo había recibido.
A la semana siguiente intenté llamarlo. No respondió. Volví a intentar. Tampoco.
Dejé mensajes por todas las vías (mail, twitter, celular).
¿A vos te llamó? A mí tampoco.
Entiendo que el posicionamiento unipersonal es generalmente más difícil que el de una empresa o marca. Pero podía haberme dicho que no estaba interesado.
Moraleja: PR no es muy PR que digamos. O, expresado de otro modo, a PR le faltan veinte minutos de horno para ser un buen PR.
Morajeja II: Todavía estoy en busca de un PR que no sea como PR.

10.8.09

Solteros de calidad
















Si hay solteros de calidad, ¿hay también solteros de segunda selección? En consecuencia, ¿hay un outlet de solteros que tienen una fallita que ni se ve?

¿Existe la misma calificación para divorciados, viudos y casados?

¿De qué clase de calidad estamos hablando? ¿Efectivos, rendidores, económicos, resistentes?


¿Dónde se adquiere el certificado de calidad? ¿Quién lo otorga? ¿Cada cuánto tiempo debe ser renovado? ¿Cómo saber si es auténtico?

¿Habrá una calidad "superior", llámese como se llame (world class, primera especial, alta gama)? ¿O la calidad masculina se mide casi como la de las sábanas de algodón egipcio: a más hilos, más calidad?

¡Y después dicen que a las mujeres nos tratan como a un "cacho'e carne"!

5.8.09

El cibergalán

El cibergalán es casi un sexagenario que descubrió, con diez años de atraso, por qué durante la adolescencia sus hijos hoy adultos chateaban como posesos. Así que ahora dedica cada rato libre a la seducción virtual frecuentando sitios de solos y solas porque, no nos engañemos, le sobran años y le falta cintura para usar Facebook.
Sus peripecias digitales incluyen fallidos épicos como confundir groseramente a la damisela que se presentó como abogada, divorciada, madre de una hija de trece e interesada en una relación duradera con la gatita ardiente de veintinueve y ávida de pasar una noche de sexo salvaje. O no poder sacarse de encima a una cincuentona que a toda costa quiere guerra cuerpo a cuerpo. O lidiar con una psicópata que intenta descubrir su verdadera identidad para arrimar el bochín y acosarlo por medios tan ortodoxos como el teléfono.
Dueño de varios perfiles, a cual más vendedor, puede ser un ingeniero que trabaja para una multinacional y viaja constantemente; o un empresario exitoso que pasa su tiempo libre jugando al golf, o un aventurero que, harto de todo, encuentra el sentido de la vida izando y arriando las telas de su velero oceánico. Todo depende del día y del estado de ánimo.
Desconfiado como todo mentiroso, no deja que su espíritu conquistador cruce el límite del mundo virtual. Ergo, aunque alimenta fantasías en un puñado de mujeres ávidas de la seguridad que les brinda una pareja, jamás concreta citas.

De vez en cuando, una visita de los hijos interrumpe la rutina de este Don Juan pixelado. Entonces, además de privarse de la cháchara onanista, deberá escamotear la PC o exponerse a que sus otrora bebés lo descubran y le dediquen una mirada que está entre la condescendencia y la vergüenza ajena.
Ni bien se vayan volverá al ritual de largas noches solitarias y dedos febriles rebotando sobre el teclado a la caza de una candidata que cubra sus expectativas inmediatas, sin comprender que el aquí y ahora de su deseo siempre lo deja a merced de sí mismo.