Las cadenas de e-mails:
• Te hacen perder tu precioso tiempo en pavadas que, además, le harán perder su precioso tiempo a la gente que apreciás.
• Casi nunca tienen un autor que se haga responsable de lo que allí está escrito.
• Lastiman tu fino sentido auditivo con musiquitas babosas estilo Kenny G.
• Te muestran lugares maravillosos a los que nunca vas a poder ir o te condenan a imágenes horribles que, además, se ven totalmente pixeladas.
• Te ofrecen mensajes que son impracticables, sobre todo cuando tus preocupaciones pasan por pagar las cuentas, darle de comer a tus hijos y ver cómo llegás a fin de mes con más de dos pesos en el bolsillo.
• Pretenden transmitir la palabra divina encarnada de mendigos, mecánicos de automóviles, ancianos desvalidos o personas misteriosas; ilusionarte con mensajes de optimismo simplista, rescate de supuestos valores consensuados como esenciales, golpes bajos, enfermedades súbita e inexplicablemente superadas, milagros, poderes ocultos de los objetos, mantras, etc.
• Te prometen la felicidad instantánea y milagrosa si y sólo si castigás a tus mejores amigos con el mismo documento incentivando la Ley del Talión (llevás una cuenta estricta de quiénes son los que cada día te mandan uno de esos presentes griegos y los ponés primeros en la lista de fwd o hasta tenés armado un grupo con la lista de insufribles) y la competencia desleal (¿o nunca te pasó de reenviarlo rápido porque si otro lo reenvía antes te quedás sin contactos para torturar?).
• Te intimidan y amenazan de manera eficaz.
• Si la seguís, te quedás con la sensación de que le creaste un problema a un montón de gente que, poco a poco, empezará a considerarte un indeseable.
• Si la cortás, no podrás evitar temer que la próxima vez que salgas a la calle vayas a pisar una cáscara de banana, caerte de traste y patinar sobre tus glúteos por la vereda hasta detenerte bajo de un colectivo que te dejará cuadripléjico a no ser que tu secretaria, sin que vos lo supieras, hubiese reenviado el e-mail y, entonces, serás cuadripléjico pero millonario en euros y dedicarás el resto de tu vida a reenviar cadenas de mails.
• Al final, si te queda un resto de dignidad, algo de bondad genuina y sentido de protección de tus seres queridos, terminás mandándoselas a tus peores enemigos, cumpliendo así con el plan maestro para sembrar el odio universal que se esconde tras esos aparentemente inocentes pps.
28.5.08
Tirá la cadena
Publicado por Laura Cambra en 14:31
Etiquetas: cambalache, el reino de la irrelevancia, las cosas por su nombre
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1 comentario:
A mi lo que me gustaría saber de verdad, es quien se pasa el tiempo creando esas presentaciones, porqué pone siempre el mismo tipo de musiquita ambiental, en definitiva, qué tipo de perturbado nos mete en sus propias pesadillas.
Mientras tanto, continuaré confiando en la buena fe de quien me remitió la cadena.
Besos.
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