11.12.07

Manual de instrucciones

Si me quieren sacar buena sea en cuestiones laborales, personales o familiares –cosa que, por más instrucciones que haya, no será fácil porque ya vengo avisando que soy terca como buena mula y mejor gallega– quienes deseen permanecer a mi alrededor deberán tener en cuenta que:

  • Me va más cómoda la modalidad a distancia que la presencial. Padezco de cierta lentitud estructural del pensamiento y la mediatización me ayuda a salvarla.
  • Invariablemente, soy mejor escribiendo que hablando (lo que no me hace buena para ninguna de las dos cosas sino sólo, como diría mi madre, menos peor).
  • Sepa que la oratoria no es lo mío. Y si no me queda más remedio que hablar, me sale más fluido frente a una sola persona que frente a un grupo.
  • Mantenga la distancia óptima. Prefiero estar lejos a estar cerca.
  • No espere un SI cuando me hace una pregunta. Mi primera respuesta es siempre un NO.
  • Acepte mis limitaciones (yo ya lo hice): me es más fácil preguntar que responder.
  • Deme tiempo. Superado el abatatamiento inicial, puedo ser simpática (si y sólo si quiero y la ocasión lo merece).
  • Sea cuidadoso. Cualquier signo de falta de delicadeza se traducirá en un inmediato cierre de compuertas (en el Juego de la Oca eso se llama "retrocede tres casilleros" o "pierde dos turnos").
  • No intente sorprenderme. A menos que quiera enfrentarse a la frustración de que me haya dado cuenta por anticipado y que, además, esté preparado para la cara de bragueta que le voy a ofrecer como recompensa por sus esfuerzos.
  • Aléjese rápidamente si la ironía le resulta incomprensible o agresiva. Si no lo hace, estará en grave peligro (y, habiendo escaleras, el propietario no se responsabiliza por el uso del ascensor o, si lo prefiere, el que avisa no traiciona).
  • No se desviva por impresionarme. El disfraz que mejor me calza es el de la displicencia. Y, si decide intentarlo, aplique la inteligencia para que yo no me dé cuenta de que lo está haciendo.
  • Tenga siempre a mano el sentido del humor. Si no me divierto, no me engancho. Todos tenemos dramas y tragedias. Si necesita contar los suyos que al menos sea de una manera tolerable.
  • Resista mis permanentes e intempestivos cambios de humor. Eso le dará puntos extra a la hora de hacer un promedio general de su desempeño. La práctica sistemática de la meditación trascendental le sería de gran ayuda.
  • Bajo ninguna circunstancia entre en situación de competencia conmigo. Si usted es hombre, jamás podríamos probar quién la tiene más larga porque sencillamente no puedo ofrecerle qué medir y, en el supuesto caso que intentáramos una competencia despareja –algo así como multiplicar peras por manzanas–, debo informarle que mi lengua es más larga que cualquier otro apéndice corporal. Si es mujer, en vez de longitud, probaremos filos.
  • Del mismo modo que no compite conmigo, no compita por mí. Desde ya, le aviso que no vale la pena tomarse trabajo por tan poca cosa y, además, el Circo Romano no me atrae.
  • No sea tibio. Si no puede evitarlo, abandone de inmediato cualquier tipo de esperanza porque si hay algo que no hago es arrastrar o empujar gente y nunca quise ser porrista.
  • No espere que yo sea tibia. Cualquier cosa menos una vida gris y anestesiada.
  • Escuche. Si quiere saber como soy, preste atención a lo que digo porque siempre digo lo que pienso y lo que pienso es lo que soy (si no entiende esta afirmación circular, dese por descalificado automáticamente).

2 comentarios:

Marta Repupilli dijo...

si retrocedí tres casilleros" o "perdí dos turnos", ¡¡¡quiero enterarme!!!

Laura Cambra dijo...

Si en vez del Juego de la Oca fuera una raspadita, seguramente habrías sacado un "seguí participando".