9.7.08

El roñosito

El roñosito es un tipo confundido. Sus modelos son el "Corcho" Rodríguez, Ricardo Arjona, Pablo Echarri y Osvaldo Laport (en sus protagónicos como Catriel o Amador Heredia, por supuesto).
Pero cree que para ser un winner como el "Corcho" no se tiene que bañar. Para tener la piel satinada de Laport tiene que jugar un partido de fútbol antes de cada cita. Para llevar al éxtasis a miles de mujeres como Arjona –que, insisto, no me gusta– tiene que usar una camisa arrugada y desabotonada hasta la mitad del pecho y el pantalón de jean deshilachado. Y para arrancar femeninos suspiros orgásmicos con su barba de tres días al estilo Pablo Echarri, basta con huir de la afeitadora durante tres días.
Es que el roñosito no distingue una camisa blanca arrugada de una camisa sudada que alguna vez fue blanca; un pantalón estratégicamente sobado de uno que ya camina solo; la piel perlada y sedosa, del liso y llano sudor tendiendo a "chivo"; un mocasín de una canoa; el efecto "barba de tres días" del horror desparejo y pelusiento de una verdadera barba de tres días.
Piensa, en cambio, que su aversión al jabón, la esponja y el saludable baño diario le dan un irresistible look décontracté (perdón por la ensalada lingüística, pero este tipo se merece el esfuerzo de producción).
Además, o padece una irreversible atrofia del sentido del olfato o está convencido de que una buena rociada con Axe le provee inmunidad o, en el mejor de los casos, malgasta un buen perfume que nunca alcanza para tapar efluvios desagradables.
Con la orgullosa testa engrasada se pasea muy orondo desparramando sus encantos por doquier sin entender que el cabello limpio y mojado tiene movimiento y es muy diferente a la peluca tiesa y seborreica que protege sus ideas (más que protegerlas, las impermeabiliza).
Cuando tiene la malhadada idea de usar ropa de colores oscuros, sus hombros y solapas denuncian la presencia del pityrosporum ovale al que una temporadita de Head&Shoulders no le vendría nada mal.
Sin entrar en intimidades –es posible imaginar lo de adentro viendo lo de afuera–, es el típico ejemplar al cual, antes de cualquier avance, se lo invita a una ducha, compartida por supuesto, cosa de asegurarse de que la buena refregada que necesita tenga lugar bajo el agua.
En su variante más extrema, al roñosito ya ni siquiera le preocupan los íconos que encarnan el deseo femenino y entonces estamos frente al hippie quien, además de cumplir al pie de la letra con todos los no-rituales mencionados, olvida que las uñas, tanto de las manos como de los pies, merecen periódica atención, entonces anda por la vida con garras de homínido que convencerían a cualquier arqueólogo de que se encuentra frente al eslabón perdido.
Lo cierto es que, de una manera o de otra, este hombre tiene fecha de vencimiento en la vida de cualquier mujer porque, a la hora de la verdad, a nadie le gusta andar lidiando con la mugre ajena. Y si bien es innegable que billetera mata a galán, también lo es que, más allá de lo galán que sea o de la billetera que tenga, no hay deseo que resista a un roñosito.

3 comentarios:

Anabel Rodríguez dijo...

De hoy no debía pasar....11:48 horas del 10 de julio de 2.008, tras media mañana agotadora y estresante me puedo permitir unos minutos para relajarme leyéndote. Muy divertido... el estudiado y aparente descuido requiere más atención que una buena ducha, afeitado y planchado.

Anónimo dijo...

Y no nos olvidemos del "gracioso" que sobre la cabeza mugrienta, encima se pone gel, o cera o lo que sea como para "acentuar" el efecto.
¡TRE-MEN-DO!

Anónimo dijo...

Te lo digo así de una, así de ONE, ME CAGA DE GUSTO COMO ESCRIBIS :-D

Mariana: es una constante en mi visual life eso que describís
( y sí... medio parece conversación de minas y qué... la verdad no se borra solo hiere un poco y a pelarse!)

Saludos desde acá, mi lugar, la interne'