6.7.07

Diario de una obsesiva I - Gimnasia matinal

A la mañana, una vez que vuelvo a ser una persona tras el sueño reparador y el terrible karma de tener que despertar, la compu es mi coach de la clase de calistenia y gimnasia sueca (ambas, actividades puramente mentales): primero, los diarios. Tres o cuatro nacionales, según mi humor y la creatividad de los redactores porque a veces, aunque sean competencia, los muchachos se parecen demasiado y leer la misma mala noticia varias veces deja de ser un signo que define a una persona atenta a la información para transformarse en un síntoma de estupidez. De vez en cuando, dos diarios paraguayos sólo por el vicio cholulo de ver los nombres de gente que me tocó conocer.
Como todo en mi ritualizada existencia, la lectura de los diarios también debe seguir una pautada rutina. Al contrario de lo que dicen las Sagradas Escrituras, para mí, primero no es el Caos sino el Orden. Así que, con rigor prusiano, abro La Nación, Clarín, Infobae y Perfil (ahora que me doy cuenta, en la carpeta Diarios de Mis favoritos, no están en ese orden, cosa que resolveré apenas termine con este post y, pensándolo bien, voy a escribir otro post con el orden de Mis favoritos). Entonces me aboco a la lectura de la página principal del diario de los Mitre, de donde, en pestaña aparte, voy abriendo las noticias que me interesan, contadas siempre con pretendida y pretenciosa objetividad, lejos de cualquier expresión chabacana (palabra que a los Mitre les encantaría) y de los golpes bajos a los que otros medios son tan afectos. Luego, también en una nueva pestaña, la sección entretenimientos de la cual, el más importante de los apartados, el que me hace contener el aliento y acelera mi corazón, es el horóscopo. Es que, de acuerdo a los rituales establecidos, no puedo empezar el día sin saber qué me deparará. De todos modos, si los astros de La Nación no me satisfacen, todavía me quedan los más escuetos de Clarín como premio consuelo (las contradicciones entre ambos pronósticos tienen su costado beneficioso). Del Mitre me paso al Noble. Ahí descarto las noticias que traen la misma información que el diario anterior y abro pestañas con las que prometen aportar algo nuevo (cosa casi siempre frustrante porque, como dije, los redactores no se caracterizan por su creatividad). Del Gran Diario Argentino salto al bodrio periodístico de Infobae, una especie de collage de videos provistos por el ex canal de la palomita, chismes de cuarta sobre las bombachas que tenía o no Britney Spears durante su última borrachera, mucho culo y teta, las diez maneras de evitar que la esposa se dé cuenta de una infidelidad (es un diario bien machista) y el imperdible blog de Laura Ubfal (¡Ufa, Laura!) que jamás leo. El último paso es Perfil que tampoco aporta mucho nuevo porque lo reservan para la única edición en papel que es la de los domingos (también motivo de otro post la lectura de los diarios en papel de ese glorioso día).
Finalizado el segmento de noticias llega el momento de la blogósfera. Me interno en la selva blog para ver las novedades siguiendo un alineamiento irrenunciable: los preferidos con cuyos autores mantengo cierto intercambio (con la salvedad de que "intercambio" implica apenas un par de mails enviados y respondidos), preferidos con los que no mantengo intercambio alguno, menos preferidos y, finalmente, ocasionales que forman parte de la lista de favoritos. Este segmento tiene una duración variable que depende de cuántos de los espacios visitados hayan sido actualizados con la regularidad que mi tara exige. Sin embargo, con el tiempo y la repetición, he aprendido qué autores publican a diario, cuáles cada dos o tres días, quiénes son los que postean una vez por semana y también los que lo hacen de manera aleatoria.
Tras la inmersión blog sobreviene la lectura y respuesta de e-mails que llevo a cabo con atención y prolijidad y que nunca me toma más de media hora ya que sólo me dedico a los correos que permiten una réplica rápida y concisa. Para aquellos que demanden una mayor elaboración, me reservo las últimas horas del día, cuando ya he terminado con todas mis tareas.
Finalmente, vuelvo al navegador para revisar las cuentas bancarias y las facturas por vencer, lo que me deja en el óptimo estado del alma para empezar a trabajar.

3 comentarios:

Eduardo (ejmv) dijo...

Nueva nota 42

Hace mucho que no te visitaba, pero encontré la 'vía rápida para visitar novedades' :)
Sin orden ni concierto, sin horarios ni claridad en los tiempos dedicados, juro haberme sumido en tan metódico ritual, imaginando en qué categoría podría caer.
Del resto... el mundo me sorprende.
Mi asiduidad a las noticias es la misma que guardo a los médicos (entiéndase: las evito, voluntariamente).

El nudo de estas líneas era agradecer el honor de haber sido leído, sin siquiera similar contribución de mi parte...

Y sigo asombrado... noticias... y lecturas...

Osselin dijo...

nTodos los/las bloggers nos parecemos tanto!
Saludos.

Eduardo (ejmv) dijo...

No incorporaste el uso de carpetas?
Son espectaculares para convertir una serie de características conocidas, que rápidamente van perdiendo sentido, en un nivel aún mayor de complicación y obligaciones, pero con un agregado fantástico: se convierten en 'sumideros' donde va desapareciendo el interés, mientras los allí sepultos (vale?) disfrutan de una intimidad olvidada