10.3.08

Cuestión de tamaño

Cuando Jorge Luis Borges le puso como título a su segundo libro de ensayos El tamaño de mi esperanza no pensó en las asociaciones soeces que iba a desencadenar con el paso del tiempo y el relajamiento de las costumbres.
La evolución de la tecnología y el confort nos proponen pantallas de plasma y televisores LCD de dimensiones cada vez más grandes, y teléfonos celulares y dispositivos de almacenamiento de datos que no cesan de hacerse más pequeños y "portables".
Los objetos de estudio de la física y la química han dejado de corresponderse con la escala humana para transformarse en investigaciones sobre lo micro –muy micro– y lo macro –muy macro– a tal punto que ambas ciencias se han alejado del cálculo para ingresar al campo de la especulación teórica de difícil comprobación.
Como ciudadanos, los argentinos estamos preocupados porque finalmente se produzca el siempre prometido achicamiento del Estado. Y más preocupados aún porque vemos que su tamaño, lejos de reducirse, se incrementa con cada nueva gestión administrativa.
Lo cierto es que la sola mención del tamaño desata un número significativo de sentimientos encontrados. Y, como no podía ser de otra manera, generó una batahola de proporciones,
al menos para el paupérrimo tráfico de este blog (y esto lo único que hace es confirmar la teoría de que, en cuestiones de tamaño, todo es relativo).
Tamaño bolonqui, demás está decirlo, no era mi intención. O, al menos, no lo esperaba porque, en definitiva, el sesgo machista del post no lo hacía prever.
Pero bastó que mis deditos, los muy impertinentes, escribiesen que el tamaño sí importa para que la cosa –el post– tuviese una repercusión nunca antes vista en este espacio habitualmente tranquilo como siesta pueblerina.
Lo obvio: la provocación genera desacuerdos y adhesiones.
Lo curioso: había para todos los gustos (de cal y de arena; de crema, de chocolate y de dulce de leche; ácidos y masticables; dulce y salado).
Lo divertido: que sé que, a diferencia de otros bloggers –sin distinción de género y sin importar el tamaño de su celebridad–, yo sólo soy la autora de SEUO. No la narradora, no la protagonista, no la que cuenta sus propias experiencias ni la que vierte sus más profundas convicciones, sino la que modula otras voces, la que plantea otras perspectivas y miradas que la propia, la que construye personajes, estereotipos, caracteres a veces extremos, nada ejemplares y frecuentemente muy pero muy antipáticos.
Lo gracioso: que la alegría que me invadió al ver la cantidad y la extensión de los comentarios da para pensar que, en definitiva, todo es cuestión de tamaño.
Por último, señoras y señores, la cuestión del tamaño tiene más significados que ESE.
Y basta ya. Porque esto de escribir un post hablando de otro post suena a afano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ya lo escribí y lo vuelo a escribir, Ud es peligrosa Señora.

Nos mueve de a poco las tamañas telarañas del cerebro...y de otros lados, porque el alma quizás tb las tenga.

un abrazo de esos, siderales. (imagine el tamaño de algo sideral!)

Anónimo dijo...

Jajajajaj, es como que vos misma te hiciste tu propio meme "¿El tamaño importa?" y pasáselo a otros 5 bloggers, que en este caso sos vos misma.
Grosa como siempre, innovando la blogósfera :)