Una fiesta monumental. Por esas cosas del destino y de los party planners, para quienes el destino es una hojita con nombre, apellido y número de mesa, dos desconocidas terminan codo a codo. Entre ríos de champagne y toneladas de comida, con intervalos de furiosa danza, se hablan:
–¿De dónde conocés a los anfitriones?
–Nuestros hijos eran compañeros de la escuela primaria.
–Ah... yo los conozco desde antes de que se casaran.
–Mirá vos...
El diálogo podría haber quedado ahí, tapado por la música. Pero la penumbra salpicada por los destellos de las bolas de espejos daba para la confesión:
–Me estoy separando y esta es la primera vez que salgo sin mi marido.
Sin dudar, la otra replica.
–Estoy divorciada y esta es la primera vez que salgo con mi ex marido.
Por suerte llegó la batucada con cotillón luminoso.
13.5.07
De fiesta
Publicado por Laura Cambra en 5:08
Etiquetas: el reino de la irrelevancia
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