15.5.07

El femenino

El femenino es, mal que nos pese, un producto típicamente nuestro. Este hombre delicado y dulce nació como parte de los cambios experimentados por el bello sexo en las últimas décadas. Luego de la revolución feminista y a raíz de la fuerte movilidad de los roles se configuró este ejemplar que hizo de la vulnerabilidad una herramienta de seducción.
El femenino cuida su apariencia con absoluta sistematicidad y aplicación. Usa cremas humectantes después del baño, luce impecablemente afeitado (el look de "barba de tres días" implica exactos tres días, ni dos ni cuatro), elige su vestimenta con dedicación y buen gusto en lo que hace a estilo, firma y calidad, y no deja de estar al tanto de las últimas innovaciones en moda femenina. No hay en él ni el más mínimo rastro de olores desagradables. No eructa. No usa escarbadientes. Y, ¡oh sutileza!, siempre lleva ropa interior a juego con la de calle.
En lo que hace al desempeño doméstico, este especimen es un perfecto amo de casa que no se arredra frente a los platos sucios. Si es padre, muestra frente a sus vástagos gran sensibilidad; puede tanto cambiar pañales como dar mamaderas; es calmo a la hora de los juegos y tan pulcro con los infantes como consigo mismo.
Si analizamos los gustos personales del femenino advertiremos que, en su gran mayoría, detestan el fútbol y no tienen la más mínima información sobre el campeonato local –que les parece un compendio de barbarie– ni el desempeño de los jugadores argentinos en el exterior. Ocasionalmente se acerca al deporte nacional: una vez cada cuatro años, al llevarse a cabo un mundial de la categoría, sigue con notable ignorancia las alternativas de la actuación del conjunto argentino reconociendo sin sonrojarse que no ha tenido la misma actitud con las eliminatorias para llegar al campeonato ni con las peleas populares que claman –siempre– por un cambio en la conducción técnica.
Sus preferencias musicales pasan por lo más romanticón del pop latino: Ricardo Arjona (que la juega de femenino en muchas de sus canciones), Diego Torres (el tufillo hippie de sus canciones lo llena de alegría), algunos temas de Juanes (excluyendo aquellos en que muestra su preocupación por la realidad colombiana). Por lo general, le encantan las voces femeninas tanto en español como en inglés.
Frente al televisor, se destaca por sus elecciones: series y películas durante las cuales, como quien no quiere la cosa, deja escapar alguna lágrima de emoción y, aunque sus canales favoritos son Sony y WBTV, evita ER Emergencias, Nip/Tuck, Grey's Anatomy y cualquier otro show donde "haya demasiada sangre". Entre sus películas imperdibles se encuentra la sensiblera Meet Joe Black, protagonizada por Brad Pitt.
El femenino no tiene mácula excepto porque es bastante torpe con las herramientas. Destornilladores, martillos y pinzas no se han hecho para su sensibilidad. Sin embargo, siempre tiene a mano los datos de algún especialista en reparaciones que pueda suplir esta carencia.
Extrañamente, este ejemplar derrite a las mujeres. Frente a él, ellas se animan a expresar sin tapujos las incomodidades del SPM. Es un hombro seguro sobre el cual llorar por algún impertinente kilito de más o un nuevo corte de pelo que no las hace sentir las diosas que imaginaron ser cuando se pusieron en manos del estilista. La mayor parte del género femenino encuentra en estos hombres las inapreciables cualidades de un amigo gay –del cual se diferencia porque jamás se le ocurriría hacer una lámpara de mesa con una botella ni un almohadón con corbatas viejas–, pero que cuenta con la ventaja adicional de ser buen amante.
Su decadencia en el fixture y la consecuente eliminación de la agenda sobrevienen cuando ellas perciben que ha pasado de ser un amigo-casi-gay-con-derecho-a-roce a ser una buena amiga con la que pueden hablar de toallas femeninas.

2 comentarios:

Osselin dijo...

Mal asunto y dificil equilibrio. Yo creo que el golfo, simpático y con clase siempre triunfa.

Eduardo (ejmv) dijo...

mala...
de todos modos, han quedado categorías por explorar :)